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LOS LETREROS

La noche del sábado al domingo de Resurrección, por uno u otro motivo, no era nada propicia para que la juventud disfrutase de un largo, plácido y tranquilo descanso.

Por un parte, las jóvenes habían tenido que dar las últimas puntadas al Judas y tenían que dejarlo colgado  minutos antes de  hacerse de día, para asistir a la procesión del Resucitado o del Encuentro. Por la otra, los jóvenes estaban ocupados en preparar tintes y  pinceles y, sobre todo, habían de aguzar el ingenio y terminar de componer y rimar las letrillas   de los “letreros”.

El “letrero” era una ingeniosa, anónima, - porque generalmente eran varios los autores – y nunca malintencionada  crítica, noticia o sugerencia, dirigida comúnmente a las jóvenes en edad de merecer. A altas horas de la noche, con todo el sigilo posible, los mozos  “ponían”1  los letreros en las recién encaladas  paredes de las casas de las  jóvenes, a las que iban dirigidos. En ocasiones, si el mensaje del letrero, aún sin ser ofensivo, no era muy del agrado de la joven o de su familia,  los aludidos trataban de borrarlo antes de que alguien pudiese  leerlo, pero, aún así, algún curioso e insomne fisgón se había quedado con la copla que, enseguida, corría de boca en boca. Otras veces, el letrero permanecía en la pared durante mucho tiempo. 

He aquí unas letrillas aparecidas en la última década siglo XIX y en los inicios y mediado el  pasado siglo XX. Juzguen el humor crítico y el ingenio necesario para describir, sin ofender, un  incipiente pique amoroso que terminaría en boda, o  cualquier otra situación  familiar o personal.

1

Las campanillas que lleva

 Juan, en su yunta

Despiertan a las muchachas

Una por una.

Y la Agustina ,

Antes de salir el sol

Ya se asoma a la ventana

Y barre y abre el portón.

Y enciende la chimenea

Bajo la luz del farol,

Para decirle a ese Tío

Que, madrugadora, yo.

Al referido Juan, se le reconocían en su tiempo las virtudes de madrugador, trabajador incansable y experto labrador, cualidades estas capaces de despertar la admiración de las jóvenes del lugar. Se vanagloriaba de saberse admirado y, al alba,  el repiqueteo de las campanillas de su briosa yunta rompía el dormido silencio del pueblo. No obstante, la joven a quien iban dirigidas tales presunciones no se amilanaba y  respondía como muy bien dice el descriptivo “Letrero”.

oooOOO000OOOooo

2

“Cipriano tiene tres hijas,

ya se puede preparar,

que por  mucho que trabaje

nunca ha de tener un real. 2

La Ascensión quiere un vestido,

La Nena quiere un blusón

Y la Ramonita dice:

Yo lo quiero de crespón.

La una lo quiere de capa

La otra lo quiere de cola

Y la Ramonita   dice:

Yo de corte que es la moda.

La una lo quiere verde,

La otra lo quiere rosa,

Y la Ramonita dice:

Yo morado que estoy gorda”.

3

El  popular y recordado personaje de “Niche”, Esteban Navarro, sabiendo que  una de sus hijas, guapa, lozana y simpática, iba a ser objeto de algún picante letrero, prometió una merienda y un baile con acordeón al grupo de mozos que le pusiese  el letrero más inocuo e ingenioso. Este fue el ganador: 

Ole con ole salero,

Me cagüen la mar salá

Que tiene Niche en su casa

Lo mejor de este lugar.

Degeneró con el tiempo esta tradición y al desaparecer el ingenio, esencia del letrero,  pasó a ser un cómic o broma que se intercambiaban entre amigos,  derivando en los últimos tiempos en una burda y áspera  rima sin gracia, insultante y  a veces ofensiva.


1 Escribían

2 .Moneda con un valor de 25 céntimos de la desaparecida peseta..  

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Autor de los contenidos: Avelino Alfaro Olmedilla              Webmaster: Miguel García
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